Venezuela, la crisis y la gestión de proyectos



En la actualidad las empresas venezolanas, al igual que toda la sociedad, se enfrentan a un contexto muy duro, sin precedente histórico, entre cuyos ingredientes podemos mencionar la inflación más alta del mundo, la posibilidad de que se confisquen activos, la escasez, los controles de precio y cambio, fiscalizaciones arbitrarias y la diáspora de profesionales altamente capacitados, que junto a las incertidumbres propias de operar en cualquier mercado conforman un contexto altamente riesgoso y amenazador.
En este escenario la gestión profesional de proyectos cobra una importancia fundamental para enfrentar la crisis y hasta para ayudarnos a garantizar, en la medida de lo posible, la sobrevivencia organizacional.
La gestión profesional de proyectos, en toda su extensión, cumple, más allá de la atención de necesidades con la generación de bienes y servicios, con la función de permitir que las organizaciones tomen decisiones más acertadas en cuanto a cómo usar sus recursos eficientemente.
En la Venezuela actual, en la que los recursos son extremadamente limitados, la gestión profesional de proyectos es crítica en la labor de asignar estos a aquellas iniciativas que le permitan a la empresa generar valor o al menos mantenerse a flote. Evaluar de manera exhaustiva los proyectos en los que se pretende invertir y darle prioridad en las carteras o portafolios a aquellos que podemos ejecutar y nos generarán algún beneficio estratégico es fundamental.
De igual manera, contar con procesos rigurosos de planificación de proyectos es clave en una situación en la que el espacio para la improvisación cada vez es más limitado y los errores se hacen más costosos. Necesitamos tener muy claro el alcance de los proyectos, poder ajustar los presupuestos a nuestras realidades organizativas, identificar y anticiparnos a los riesgos, etc., en fin, prepararnos para transitar sobre un campo definitivamente minado y hacerlo siguiendo y controlando de cerca la ejecución para poder corregir a tiempo cualquier desviación, de tal manera que podamos minimizar sus costos.
Yéndonos al lado humano de la crisis, el que las organizaciones puedan contar con líderes profesionales de proyectos capaces de inspirar y de mantener a sus equipos enfocados en los objetivos, les permite lidiar con la desmotivación, el estrés y la desesperanza que se han convertido en moneda común hoy en día entre nuestros colaboradores.
Vivimos momentos en los que debemos “amarrarnos el cinturón” para no salir tan golpeados de la crisis y si en condiciones normales la gestión profesional de proyectos es una necesidad para las organizaciones, no creo que haya mucho más que decir para justificarla en el contexto actual. Esto no solo aplica para las empresas, nosotros los ciudadanos también podemos hacer uso de la gestión profesional de proyectos para decidir cómo usar nuestros recursos de la mejor manera y sacar algún provecho de la crisis, invirtiéndolos y preparándonos para el futuro, ya que como dice mi buen amigo @felixxiesto también pasará” y debemos estar listos para la reconstrucción.